UN GRAN CAMBIO DE VIDA

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Hoy la vida de Magdalena de Suecia transcurre plácida tras su esperado regreso a su país natal junto a su esposo, Chris O'Neill, y sus tres hijos: los príncipes Leonore, Nicolas y Adrienne. Los royals escandinavos hacían las maletas el año pasado para regresar a Estocolmo, después de varios años residiendo en Estados Unidos.
Plenamente adaptada a su nueva vida en Europa, la hermana de la princesa heredera Victoria alterna los compromisos oficiales con sus labores como empresaria. Recientemente, decidía probar suerte en el mundo beauty y para ello se aliaba con una prestigiosa firma para sacar a la venta una selección de cosméticos con la que promete convertirse en la primera royal en sacar a la luz su propia firma de productos para el cuidado de la piel.
Pero las cosas marchaban de un modo muy diferente para la hija pequeña de los reyes Carlos Gustavo y Silvia no mucho tiempo atrás. En 2009, la princesa Magdalena huía de Estocolmo a Nueva York después de que su antiguo prometido le rompiera el corazón y causara un enorme escándalo en todo el país.
El 11 de agosto de 2009, la corte real sueca anunciaba a bombo y platillo el compromiso de la princesa Magdalena y del abogado Jonas Bergström en el palacio de Solliden. En aquel momento se confirmó también que Jonas se convertiría en príncipe de Suecia y duque de Hälsingland tras el enlace.
La boda estaba prevista para el segundo semestre de 2010, pero se pospuso más tarde debido a «muchas cosas que sucedieron en un intenso periodo de tiempo». Esas muchas cosas resultaron ser una flagrante infidelidad del novio con la modelo y jugadora de balonmano Tora Uppstrom Berg, que afirmó haber mantenido un breve romance con él en una exclusiva estación de esquí.
La decisión de retrasar la boda provocó numerosas noticias en los medios de comunicación suecos sobre problemas en la relación y el 24 de abril de 2010 se anunció que la ceremonia no se celebraría y que el compromiso había terminado. Cuando se hizo oficial la noticia, Magdalena ya se había subido a un avión rumbo a Nueva York para escapar de Suecia y del escrutinio de la prensa.
No hay mal que por bien no venga, pensaría la royal, ya que sería en la Gran Manzana donde conocería a Chris O'Neill, su futuro esposo y padre de sus hijos. Fue en Nueva York donde la princesa fijó su residencia tras la ruptura y ambos se comprometieron después de tan solo dos años de relación.
La boda se celebró en 2013 en la capilla del Palacio Real de Estocolmo, donde Magdalena había sido bautizada. Su vestido fue de organza de seda plisada, con detalles de encaje de Chantilly. Como ramo, la novia llevaba un bouquet de rosas blancas de jardín, con mirto. Hubo lágrimas, las del novio, cuando vio entrar, muy puntual, a las cuatro de la tarde, a Magdalena del brazo de su padre, el rey Carlos Gustavo.
Entre los 400 invitados figuraron numerosos representantes de la realeza europea como Pablo y Marie-Chantal de Grecia, Charlène de Mónaco, Federico y Mary de Dinamarca, Haakon y Mette-Marit de Noruega y Eduardo y Sophie de Inglaterra. La representación española corrió a cargo de Luis Medina, hijo menor de Naty Abascal, amigo de los novios.
Mientras tanto, el antiguo prometido de la princesa, Jonas Bergström, siguió adelante con su vida y se casó, curiosamente, el mismo año que su ex. Pero con una última traición: lo hizo con Stephanie af Klercker, una amiga íntima de Magdalena.
HORÓSCOPO
Como signo de Agua, los Cáncer son sesibles, intuitivos, asertivso y muy empáticos. Les encata todo lo que tiene que ver con su hogar y su espacio, y se encargan de las necesidades de los demás como si fueran las suyas propias. Les encanta compartir secretos, pero a veces resultan posesivos y extremadamente sentimentales.