José Pepe Mujica fue un mandatario de hábitos muy inusuales. /
La muerte de José Pepe Mujica a los 89 años ha causado una enorme conmoción. Mandatarios de nuestro país como el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez , y la vicepresidenta Yolanda Díaz , lo han despedido en redes sociales con muestras de admiración y enorme respeto. «Un mundo mejor; en eso creyó, militó y vivió Pepe Mujica. La política cobra sentido cuando se vive así, desde el corazón», ha manifestado el líder del PSOE.
El expresidente de Uruguay ya había comunicado que su cáncer de esófago se había extendido al hígado y que no iba a recibir tratamiento. En estos últimos días ya se supo que estaba recibiendo cuidados paliativos. A su lado ha estado siempre el gran amor de su vida, Lucía Topolansky.
Recordemos que el exguerrillero llegó al poder en Uruguay en 2010 a los 75 años después de una apasionante historia de superación. Su padre, Demetrio Mujica, murió cuando él tenía siete años. En una hectárea de campo que tenía la familia plantaba flores y verduras que vendía para ayudar a su madre, Lucy Cordano.
Sin embargo, llegar al poder no cambió sus hábitos de vida. Siguió viviendo en una muy modesta finca rural (chacra es el término que utilizan allí) junto a su mujer, Lucía Topolansky, también exguerrillera como él. Vivieron juntos desde que se instauró la democracia en Uruguay y estuvieron juntos hasta el final.
Uno de los pequeños placeres que se permitía Pepe Mujica era salir a pasear con su Volkswagen color celeste de 1987 por las inmediaciones de su chacra, cercana a Montevideo, y siempre se maravilló de la dimensión mundial que tomó su figura siendo un líder de un país tan pequeño como Uruguay.
A Pepe Mujica y a su pareja les acompañaba su inseparable perra Manuela de tres patas. Su destino está íntimamente ligado a ella y así lo hizo saber: «El día que yo me muera he pedido que me incineren y que las cenizas las pongan ahí, abajo de ese árbol, junto a Manuela. Cuanto más conozco a los humanos, más adoro a los perros».
Cuando un periodista de una agencia internacional le preguntó a Pepe Mujica si se arrepentía de no haber tenido hijos no se andó por las ramas. «Sí, lo lamento. Me dediqué a cambiar el mundo y se me fue el tiempo», manifestó el mandatario, quien en un momento se planteó la adopción.
Enrique Mujica, con Lucía Topolansky, el gran amor de su vida. /
Respecto a su historia de amor con Lucía Topolansky podemos señalar que empezaron a salir en 1972 poco después de que él ingresara en la cárcel por segunda vez. No sería liberado hasta 1985. Fue entonces cuando se reencontraron y unieron sus caminos. Eran muchas cosas las que les unían más allá del amor, sus propios valores y la concepción de la vida.
«Hablamos de política, de otras cosas, miramos fútbol, somos compañeros, somos amigos», aseguraba Pepe Mujica, quien manifestaba también que la única adicción válida era el amor. No dijo que convivir fuera fácil, consideraba que a veces se producían cortocircuitos en las parejas, pero, «nosotros somos viejos militantes y estamos adaptados».
Mujica también había desvelado que su pareja tenía mucha más cultura del hogar que él, que era muy ordenada, que le había hecho la vida posible y que de vez en cuando sacaba tiempo para preparar una pizza que disfrutaban juntos en su casita de 45 metros cuadrados con techo de zinc, donde tan felices fueron. Descanse en paz.