in memoriam

Así fue el funeral de la reina Victoria Eugenia en Suiza hace 56 años: orquídeas, mantillas blancas y un regalo del Papa

La reina Victoria Eugenia falleció en su residencia de Lausana, Vieille Fontaine, el 15 de abril de 1969, tras pasar unos días en un coma del que no despertó. Su funeral y entierro, celebrados tres días después, supusieron el adiós a toda una parte de la historia de España.

La reina Victoria Eugenia junto al rey Juan Carlos y la reina Sofía en una imagen de 1961. Getty
Así fue el funeral de la reina Victoria Eugenia en Suiza hace 56 años
Elena Castelló

Pocos días antes de su fallecimiento le fue diagnosticada a la reina Victoria Eugenia una enfermedad hepática irreversible. Pero su declive había comenzado cuando, durante su habitual estancia invernal en Mónaco, con Grace y Rainiero, con los que mantenía una gran amistad, sufrió una caída y se dio un golpe en la cabeza cuando paseaba a su teckel por un parque. Grace fue a buscarla y la llevó al hospital.

Su salud empeoró a partir del 13 de marzo y apenas abandonó sus habitaciones, aunque llegó a levantarse para asistir a misa. A partir de entonces estuvieron pendientes de ella cada día sus hijos Juan y Beatriz. El 10 de abril perdió la lucidez. Entonces llegaron sus otros hijos, nueras y yernos y su nieto el rey Juan Carlos con la reina Sofía. La atendían su dama de compañía, Beatriz de Aguilar de Ballesteros, una enfermera y sus doncellas, Petra y Pilar.

El 12 de abril, llegó Luis Martínez de Irujo, duque de Alba y jefe de la Casa de Su Majestad la Reina Victoria Eugenia. Según cuenta el periodista Martín Bianchi en su libro Baby y Crista, las hijas de Alfonso XIII, antes de perder del todo la consciencia, la reina murmuró. «Es la hora«. A partir del 15 de abril, se esperaba su muerte en cualquier momento.

Se la cubrió con uno de los mantos de la Virgen del Pilar. Toda su familia estaba a su alrededor. Fuera, periodistas y españoles residentes en Suiza aguardaban, en una atmósfera fría y lluviosa, el desenlace. Victoria Eugenia rindió su último aliento a las 11:18 de esa noche. Todo un capítulo de la historia de España se cerraba.

La última visita a España de la reina Victoria Eugenia

A pesar de los sufrimientos que había experimentado en su reinado y en el exilio, la reina había muerto en paz porque había cumplido el más ferviente de sus deseos: regresar a España. Fue sólo una vez, poco antes de morir, pero la razón, además, fue muy emocionante para ella: amadrinar al rey Felipe, el 8 de febrero de 1968.

Habían pasado 37 años desde su marcha al exilio. Se alojó en el Palacio de Liria, residencia de los duques de Alba, donde ofreció un besamanos para 20.000 personas, y se emocionó con el recibimiento de los españoles que se agolparon en las calles para saludarla.

Tras el fallecimiento, su familia besó sus manos. Don Juan comunicó oficialmente su que había muerto. La reina Isabel II, sobrina de Victoria Eugenia, decretó cuatro días de luto. Su cuerpo fue embalsamado y depositado en un ataúd de nogal forrado de damasco blanco. Se organizó la capilla ardiente en el salón amarillo de Vieille Fontaine. Sus hijas colocaron varios retratos de su madre. Las numerosas coronas de flores que llegaron abarrotaban la casa y la fachada exterior.

Retrato de la reina Victoria Eugenia. GTRES

No se la amortajó de monja como era la costumbre, sino con una chaqueta de color rosa regalo de la infanta Pilar. La cubrieron con dos mantillas blancas y la bandera de España y depositaron en sus manos un ramo de orquídeas y un crucifijo regalo del papa Pío XII. El viernes 18 sus hijos y sus nietos –Juan Carlos, Alfonso y Gonzalo de Borbón– sacaron el ataúd y lo depositaron en un coche fúnebre. El conde de Barcelona encabezó el cortejo, junto al infante Jaime y Alessandro Torlonia, marido de la infanta Beatriz.

Victoria Euegania, enterrada cerca del lago Léman

Se oficio una misa fúnebre, de la que se encargaron el nuncio de su Santidad Pablo VI y el obispo de Lausana. Dentro de la pequeña iglesia, muy cercana a su casa, había unas 300 personas y fuera, unas 3000. Asistieron Federica y Constantino de Grecia, el príncipe Alberto de Bélgica en representación de Balduino y Fabiola y los duques de Kent.

Lord Mounbatten, primo de la reina, también estuvo presente. Fue enterrada en un pequeño cementerio, el de Bois-de-Vaux, cerca del Lago Léman, rodeada de árboles. Juan Carlos y su primo Alfonso distribuyeron entre la familia unos pequeños sacos con tierra de todas las provincias españolas que los familiares fueron depositando en su tumba.

Victoria Eugenia en el bautizo del primer hijo de Alfonso de Hohenlohe-Langenburg. gtres

El 19 de abril, Franco y su mujer, Carmen Polo, presidieron una misa por el eterno descanso de su majestad, que se celebró en la Real Basílica de San Francisco el Grande de Madrid, y a la que también asistieron Juan Carlos y Sofía. Victoria Eugenia descansa hoy en El Escorial, a donde fue trasladada, el 25 de abril de 1985, junto con los restos de sus hijos Alfonso, Jaime y Gonzalo. Tras 26 años en el pudridero del Panteón, en octubre de 2011 fue ubicada en el Panteón de los Reyes, junto a su esposo, Alfonso XIII.

Desavenencias familiares

Tres meses después, Juan Carlos fue designado por Franco como sucesor a título de rey, una de las cosas que la anciana reina más había deseado, en sus últimos años, pero que más dolió a su hijo Juan. De hecho, fue en aquel encuentro en Suiza dónde estalló la tensión entre padre e hijo por una entrevista que había concedido don Juan Carlos a la agencia EFE, donde aseguró que estaba en España «para aceptar lo que le ofreciesen».

Según explica Vanity Fair, Don Juan lo sintió como una traición. La revista también recuerda que, en el entierro en Suiza de Victoria Eugenia, hubo también algunas desavenencias. El infante don Jaime, que había renunciado a sus derechos sucesorios por su sordera, quiso encabezar el cortejo fúnebre al ser el hijo mayor de la reina. Pero Don Juan, el jefe de la Casa Real, se lo impidió. Jaime también causó polémica por exigir que su segunda esposa, la cantante Carlota Tiedemann formara parte del desfile mortuorio, algo que finalmente no hizo.

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Géminis

Como signo de Aire, los Geminis son sociables cariñosos y divertidos. Son buenos conversadores y tenaces en sus planes y objetivos, con un punto de despiste. Pero, por la dualidad de su origen zodiacal, también pueden ponerse intensos de repente y obsesionarse con racionalizar todo lo que les rodea.

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