La portada de la revista del mes de mayo de Mujerhoy no es una cover más, es la primera para La Tania, cantante y ganadora de un Goya a la que acompañamos en su lanzamiento como fenómeno musical. /
Hubo una época en la que Tania García Martínez (El Campello, 1987) creía que ya había cumplido su sueño. Era 2008, tenía unos 20 años y copaba titulares en revistas y periódicos por su papel protagonista en Hoy no me puedo levantar, el musical de Mecano. Sin embargo, un buen día, la vida como estrella del Broadway capitalino se desvaneció. « Cuando se me acabaron las funciones, volví a ser dependienta. No supuso ningún shock. Ya lo había hecho a los 17 años, cuando viajé a Madrid por primera vez desde Alicante. Entonces, trabajaba en el centro comercial de Parquesur (Leganés) y, luego, durante el fin de semana, ejercía de azafata en Porcelanosa. Cuando podía, también cantaba en una sala. Fueron unos comienzos durísimos, pero yo le ponía mucha ilusión. Sin embargo, había veces que no tenía ni para una Coca-Cola. ¡Pero aquí estoy! Tengo los pies en la tierra, porque he sido una curranta toda la vida», cuenta.
Tania García Martínez ha mutado en La Tania. Los Premios Goya , celebrados el 9 de febrero en el Palacio de Exposiciones y Congresos de Granada, han supuesto la consagración de esta cantante y actriz alicantina al alzarse con el galardón a Mejor Canción Original por Los Almendros, el tema que simboliza la reconciliación sentimental con su pareja, el guitarrista Yerai Cortés , y que forma parte de la banda sonora de la película La guitarra flamenca de Yerai Cortés, dirigida por C. Tangana, ganadora a Mejor Documental.
«Tengo tres hermanas: Joana, Elizabeth y Noelia. La noche de los premios, fueron con mis sobrinos pequeños y mis vecinas, Verónica, Rocío y Pilar, a un bar de mi pueblo para ver por la tele la entrega. Estaban tomando unas cervezas. Y, cuando Jorge Drexler dijo mi nombre, no sabes cómo lo celebraron: ¡saltaban de alegría! Se grabaron para que yo lo viera después y fue precioso observar sus reacciones. Unos amigos hicieron lo mismo en Madrid. Mi madre lo vivió en el patio de butacas. Mi padre se quedó entre bambalinas. Hay alguna foto de él y sale llorando. Esos testimonios son un recuerdo muy emotivo», relata.
La Tania con vestido trampantojo con doble escote asimétrico y cuello caja, de Jean Paul Gaultier. /
Desde su aparición en la película de Antón Álvarez –el nombre real de C. Tangana, también conocido como El Madrileño o Pucho–, mucha gente habla de ella. Se ha convertido en un fenómeno avalado por los datos. Hace unos meses lanzó un disco, Amoríos. La verdad de mi coplilla, que recoge el arco de emociones de su crisis con Yerai, y fichó por la discográfica Sony, una de las grandes. A su vez, también figura en la cartera de nuevos rostros de actores de la agencia Mesala Films, la misma de figuras consagradas como Bárbara Lennie, Ana Rujas, Marta Etura o Ernesto Alterio. Además, cuenta con más de 80.000 oyentes mensuales en Spotify, el próximo julio empezará una gira que la llevará a las principales ciudades de España en verano y otoño, y ya tiene numerosas anécdotas relacionadas con la creciente fama que está viviendo. «Es increíble cuando se acercan y me dicen: «Mira, es mi hijo cantando tu canción». O, el otro día, me avisaron de que mi nombre era una respuesta en Saber y Ganar...», ríe. Hace unas semanas, también protagonizó una aplaudida actuación en la gala de inauguración del 28º Festival de Málaga .
La Tania tiene razón cuando confiesa que lo suyo ha sido puro tesón. Tiene un ejemplo en casa con sus padres, Juan García, que ha sido albañil, y Josefa Martínez, limpiadora. «Ellos siempre nos han apoyado en todo lo que hemos emprendido. Nos han empujado en nuestras carreras: una de mis hermanas trabaja en Recursos Humanos; la otra, en el Ayuntamiento de El Campello y la tercera tiene un centro de estética. Somos muy humildes. Me los llevo a todo lo que puedo: al estreno de la película, a los Goya... ¡Estoy muy orgullosa de ellos! ¡Y ellos de mí!», comenta la artista, que ha regresado a El Campello, una localidad alicantina de 30.000 habitantes, tras ganar en los Goya. «He sentido un poco de revuelo. ¡Me ha llamado hasta el alcalde de Alicante! Lo que más me ha impresionado ha sido el cariño y el amor de la gente. Me ha dado paz, porque para mí es muy importante qué hay fuera de todo esto, qué pasa con la persona».
MUJERHOY. Una pregunta típica: ¿dónde tiene el Goya?
LA TANIA. En casa, en una estantería, al lado de dos velas, que enciendo de vez en cuando. No lo he sacado todavía a la calle. ¡Hasta mis peluqueras del barrio me lo piden!
Entre velas. ¡Como si fuera un santo!
Soy mística y tengo mucha fe. Creo en la vida, pero no voy a la iglesia. Cuento con mis propios rezos y meditaciones. El Goya lo cojo y, cuando viene gente a casa, les invito a tomarlo entre sus manos. «¿A que pesa mucho?», les digo.
La carrera de La Tania arrancó cuando, con nueve años, sus padres la apuntaron a la escuela de teatro La Almadraba de su pueblo. No había casos de artistas en casa. «Bueno, tengo entendido que un bisabuelo tocaba un poco la guitarra». En el curso de interpretación descubrieron que tenía voz para cantar. Con nueve años, protagonizó su primer recital. «Tuve que hacerlo en mi Primera Comunión porque la niña que iba a cantar se puso mala», apunta. A los 17 años, se trasladó a Madrid persiguiendo un ideal que no siempre tuvo claro que se fuera a cumplir. «Nunca se me dieron bien los estudios, aunque ahora me interesa mucho la Historia y me encantaría formarme. O el francés». Fue entonces cuando, de forma intermitente, trabajó en tres musicales: Enamorados anónimos, Hoy no me puedo levantar y Los 40.
Crop top, cazadora con remates de piel y falda acampanada a juego, todo de Hermès. /
¿En qué invirtió el primer sueldo?
En sobrevivir. La vida me resultaba carísima, pero logré ahorrar un poco de dinero y sacarme la carrera de Interpretación. Me encantaría decir desde aquí que quiero que me llamen como actriz, que llevo toda la vida ahí pico y pala...
Es de Alicante. ¿Dónde surge la pasión por el flamenco?
Cada verano viajábamos a Barcelona para ver a unas tías y escuchábamos mucho a Parrita, Junco, Pepe de Lucía, Los Chichos o Los Chunguitos. Desde pequeña, conecto con la pasión que nace en las vísceras, con ese grito y esa forma de cantar desde el dolor.
La comparan con Rosalía...
Que me comparen con ella es un orgullo. Yo la amo y la admiro muchísimo. Las nuevas cantantes de ahora podemos convivir, como antes lo hacían La Jurado y La Pantoja.
¿Le gustan las tonadilleras clásicas?
A mí, sí. Pero lo mismo escucho a Marifé de Triana o Concha Piquer que a un grupo moderno.
A falta de torero tiene un guitarrista, Yerai Cortés.
Sí. Nos conocimos cuando yo tenía 24 años y él, 17. Todavía me acuerdo que tenía el pelo largo y llevaba brackets. El encuentro se dio porque él buscaba una chica que cantara una canción que iba dedicada a una mujer que le gustaba. Al principio él no se enamoró de mí, pero luego sí. Y se vino a vivir conmigo a Madrid. ¡Imagínate! ¡ Salir con un gitano y menor de edad!
¿Tuvo problemas para ser aceptada en su entorno?
La gente comentaba. Fue recíproco. En este tiempo, he notado que somos muy racistas y eso es una cosa que me da mucha pena, pero es así. Me siento muy orgullosa de que nos hayamos mantenido fieles a nuestro amor. Da igual la raza.
Sin embargo, en los últimos tres años de relación, su amor se ha visto amenazado por una infidelidad de él. Sucedió mientras rodaban el documental de C. Tangana, una película con secuencias de thriller, que versa principalmente sobre la gran pena de Yerai interpretada por el llanto de su guitarra: el distanciamiento de sus padres tras una durísima separación sentimental y la muerte de una tía, que resultó ser su hermana y que para más inri se llamaba Tania. Sin embargo, el documental también gira en torno a la crisis con su novia. De hecho, Los Almendros es el colofón final a un disco que surgió como spin off del documental y que narra el arco de las diferentes etapas de su desamor. Desde cuando ella lo llamó «Monigote» hasta su marcha a París para poner tierra de por medio. Lo más curioso de todo es que el autor de estos temas es el propio Yerai: «Me conoce tanto que sabía por qué punto estaba atravesando». El productor, C. Tangana.
Sorprende que se hayan desnudado tanto y se muestren vulnerables.
No quería que nuestro amor se viera de una manera naíf. Eso no es real. Hemos pasado por un mal momento y hemos aprovechado la oportunidad para contarla. Es nuestra realidad y nuestra verdad. Cuando me plantearon aparecer, yo también tenía cosas que contar y no quería ser retratada solamente como la novia de Yerai.
¿Se canta mejor cuando se está enamorada o al revés?
Ambas tienen su cosa, ¿no? Pienso que son emociones que tenemos día a día.
La película y el universo generado en torno a ella, ¿ha sido terapéutico?
Sí, mucho. Aunque yo tengo una terapeuta a la que le consulto muchas cosas. Me gusta cuidar mi salud mental. Por ejemplo, de una conversación con ella salió lo de ir a París, donde estuve cantando en bares la canción de El emigrante.
¿Cuál cree que es el secreto de su éxito?
Que no hay un secreto o, incluso, que no hay un éxito. Yo lo estoy viviendo todo de una manera muy normal, agradecida, con entusiasmo e intentando relativizar.
¿Cómo ha sido trabajar con C. Tangana?
Es un buen amigo, muy generoso. Confío mucho en su criterio y en su punto de vista siempre. Me ha ayudado mucho a sacar adelante mi disco.
La vida le ha dado un respiro. Un Goya, una gira... y una reconciliación con Yerai, que sigue siendo su pareja. Parece que, de momento, no tendrá que volver a trabajar en una tienda. ¿Qué importancia le da al dinero?
La justa.
¿Sabe dónde quiere llegar?
Lo tengo claro: quiero seguir en esto. Es decir, quiero ganar dinero y poder dedicarme a lo que más me gusta en el mundo. No me preocupan los altibajos. ¡Estoy acostumbrada a ellos!
CRÉDITOS:
Maquillaje y peluquería: Raquel Álvarez.
Asistente de fotografía: Héctor Fraile.
Asistente de estilismo: Greta Macchi.
Asistente de maquillaje: Álex Gancedo