Andreu Buenafuente regresa a la televisión con Futuro Imperfecto. /
Convertido en una figura imprescindible de la radio y la televisión española desde hace tres décadas, Andreu Buenafuente se estrena hoy en Televisión Española con Futuro Imperfecto, un programa semanal de comedia en prime time. El formato, concebido como un espectáculo televisivo, combina el monólogo del humorista catalán con intervenciones de otros cómicos amigos y cómplices, como la creadora de contenido Tamara García Romero y los cómicos Raúl Cimas, Berto Romero o su esposa y madre de su hija, Silvia Abril.
Buenafuente, que combinará este programa con su popular pódcast semanal Nadie sabe nada, también a dúo junto a su compinche Berto Romero, dará su visión personal y humorística del mundo de los últimos días con un enfoque fresco e irreverente. «No hay quien entienda este mundo, pero habrá que intentarlo. Reírnos con ello y destacar lo bueno», ha asegurado sobre esta nueva aventura televisiva que se grabará desde un teatro de Terrassa, con una audiencia en vivo de 700 personas.
Grabar cerca de Barcelona, su ciudad, le permitirá estar más cerca de su familia, a la que está muy unido. Precisamente a su madre la recordaba en la entrevista en La Revuelta donde confesó a David Broncano lo mal que lo pasó en su última etapa en La Sexta. «Me acuerdo de que ella intentaba aguantar, pero ponían tres capítulos de El mentalista», se quejaba el cómico, en referencia a lo tarde que emitían su show. Ahora Teresa, su madre, no tendrá que trasnochar tanto porque Futuro Imperfecto se emite a las 22:50.
Nacido en Reus (Tarragona) hace 60 años, Andreu es hijo de Joan Buenafuente y Teresa Moreno. Su padre era natural de Reus e hijo de almerienses. Representante de profesión, fue jugador del Club de Fútbol Reus Deportiu y actor aficionado. Su madre, Teresa Moreno, es natural de Lorca (Murcia) y trabajó en la industria textil.
El humorista tiene una hermana llamada Maite, con la que comparte profesión: también es actriz y fue una de las fundadoras de la productora El Terrat en 1989. Aunque quiso ser comadrona, al final se decantó por la actuación y la has visto en la tele en programas y series como Homo Zapping o La que se avecina. También se ha aventurado en la literatura escribiendo el libro Ya te llamaremos.
Andreu Buenafuente abrazando a su madre, Teresa. /
Sobre los padres de Andreu conocimos más cosas a través del programa de TV3 Els meus pares. Allí comprobamos que Teresa siente auténtica devoción por él, « Estoy enamorada de mi hijo. Tengo un montón de fotos por todas partes, cuando voy a dormir le digo 'buenas noches Andreu, te quiero mucho'», aseguraba orgullosa. También definió a su familia diciendo que «somos los charnegos por excelencia y a mucha honra: genética andaluza y vida catalana».
La madre del humorista, que ahora vive en Barcelona para estar más cerca de su hijo, se deshacía también en elogios con su nuera, Silvia Abril, antes de revelar que sus anteriores «novietas» no le gustaban nada. «Me traía muchas a casa y duraban muy poco. Un día le dije que no me trajera más chicas a casa, que me llevaba disgustos».
Fue en el programa presentado por Gemma Nierga cuando nos acercamos también a la gran tragedia familiar de Andreu Buenafuente: la muerte de su padre. Juanillo, como le llamaban cariñosamente, falleció hace 22 años y el humorista describía aquel momento como «una época jodida».
«Era el típico tío simpático, que a la gente le encantaba, bocazas, chistoso, pero no sabía ser padre del todo», describía con cariño Andreu Buenafuente a su padre. Y hablando de sus últimos momentos antes de entrar al quirófano para una operación que no superaría, recordaba que «el tío pidió si podía contar un chiste, ¿te imaginas?».
En un tono más jovial, el catalán ha relatado a lo largo de los años muchas más anécdotas sobre su familia. Una de las más celebradas fue cuando de pequeño en Reus bajó a tirar la basura con su abuela, que le llamaba Andresico porque era de Murcia, y cuando llegaron al ascensor vieron bajar a varios vecinos alarmados porque había habido un terremoto. Y ellos no se habían enterado de nada. «Se ha movido el sillón, que estaba viendo la tele y se me ha movido dos metros», fue el resumen de su padre de aquella curiosa experiencia.