JOyero Borbón

Las impresionantes joyas que se lucieron en la boda de Juan Carlos y Sofía hace 63 años: lote de pasar, tiaras y grandes broches

Hace 63 años que don Juan Carlos y doña Sofía contrajeron matrimonio en Atenas. Fue la mayor reunión de royals, desde la boda de Isabel II con el duque de Edimburgo, en 1947. Y el desfile de joyas históricas fue uno de los más deslumbrantes de la realeza.

La boda de don Juan Carlos y doña Sofía en Atenas, en 1962. archivo abc
Las impresionantes joyas que se lucieron en la boda de Juan Carlos y Sofía
Elena Castelló

Los novios, Juan Carlos de Borbón y Sofía de Grecia, tenían relación familiar con casi todas las casas reales europeas. Hubo dos bailes previos a la ceremonia, uno en el hotel Grande Bretagne, el día antes, y otro en el Palacio Real de Atenas, dos días antes. El desfile de invitados fue una gran exhibición de algunas de las joyas más importantes de la realeza.

La novia lució varios de los regalos que le habían hecho sus suegros, los condes de Barcelona, en las distintas celebraciones. Las que lucieron la reina Victoria Eugenia, doña María de las Mercedes y las tías de don Juan Carlos, las infantas Beatriz y María Cristina, estuvieron entre las más importantes. Algunas de ellas forman hoy parte del lote «de pasar».

En la velada del Hotel Grande Bretagne, donde se alojaron muchos de los invitados. Doña Sofía lució la tiara de conchas de Mellerio, que perteneció a la infanta Isabel, «la Chata», y el collar floral, que, en realidad, era una tiara, regalada por Franco, así como un broche de perla y un brazalete de diamantes y perlas que había pertenecido también a la Infanta Isabel. Todo el conjunto fue un regalo de sus suegros, los Condes de Barcelona.

La reina Federica de Grecia lució una tiara de diamantes y perlas y el broche de rubíes de la reina Sofía de Grecia. Entre las invitadas destacaron la princesa María Gabriela –a la que se había relacionado con don Juan Carlos en los años anteriores– lució su espectacular tiara de perlas y diamantes y su hermana, la princesa María Beatriz, la tiara de Saboya-Aosta.

La íntima recepción de Juan Carlos y Sofía

La noche anterior, había tenido lugar un baile organizado por los padres de la novia en el Palacio Real de Atenas. Para esta ocasión, Federica lució la espectacular «parure» de rubíes de la reina Olga de Grecia. El baile fue privado, pensado solo para la familia más cercana. La condesa de Barcelona escogió «la rusa» que había recibido como regalo de su suegro Alfonso XIII por su boda y su collar de chatones, además de un brazalete art-deco de diamantes y el broche de la reina María de las Mercedes con cinco perlas en forma de pera.

La reina Victoria Eugenia escogió la tiara Cartier, en esta ocasión decorada con perlas. A juego, llevaba un collar de cuatro grandes hilos de perlas. Uno de ellos forma parte del lote de las «joyas de pasar». También llevaba un broche con dos perlas grises (incluido igualmente en las «joyas de pasar»).

Las tías del novio, la infanta Beatriz, princesa de Civitella-Cesi, y la infanta María Cristina, condesa de Marone, lucieron dos importantes tiaras: la «parure» de aguamarinas de Victoria Eugenia y una tiara de Mellerio haciendo juego con un collar, que pertenecieron a la Infanta Isabel. Ambas las heredarían a la muerte de Victoria Eugenia.

Don Juan Carlos y doña Sofía, junto a sus invitados en el Palacio Real de Atenas. archivo abc

La infanta llevaba su tiara de zafiros, herencia de sus antepasados Orleans. La infanta Margarita lucía una tiara que era, en realidad, un par de grandes broches de diamantes del joyero personal de la condesa de Barcelona. La Duquesa de Alba, que se encontraba entre los invitados, exhibió la «tiara Rusa» que, años más tarde, vendería para comprar un caballo a su hijo Cayetano

Un vestido de lamé

El día del enlace se celebraron dos ceremonias religiosas, una católica y otra ortodoxa. La ceremonia católica se celebró en la Catedral de San Dionisio a las 10 de la mañana. La ortodoxa tuvo lugar en la Catedral Metropolitana de la Virgen María a las 12. Los novios regresaron al Palacio Real de Atenas en el carruaje real azul y dorado de 1908, mientras saludaban a la multitud. Doña Sofía llevó para la ceremonia la tiara prusiana de diamantes, la misma con la que se casaron su abuela, Victoria Luisa de Prusia, y su madre, la reina Federica, que se la regaló a su hija por su enlace. Completó el aderezo con un collar y pendientes de diamantes.

Doña Sofía el día de su boda en 1962. gtres

El vestido de novia de la princesa Sofía era un diseño de «lamé» plateado cubierto con capas de encaje de Brujas y tul, de herencia familiar. El velo de cuatro metros y medio estaba realizado también en encaje de Brujas, el mismo que lució la reina Federica, madre de Sofía, en su boda.

Entre sus damas de honor se encontraban la princesa Ana de Orleans, las princesas Benedicta y Ana María de Dinamarca, la princesa Tatiana Radziwiłł, la princesa Alejandra de Kent, la princesa Irene de los Países Bajos, la infanta Pilar y la princesa Irene de Grecia.

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